Celebramos
la fiesta de la Santísima Trinidad, con ella “Gloria al Padre, Gloria al Hijo y
Gloria al Espíritu Santo”
Queremos
traer un domingo más la lectura del Evangelio que nos ayudara a reflexionar por
un momento;
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-18):
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca
ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no
mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado,
porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Palabra del Señor
De ella podemos sacar la idea o conclusión; de que Jesús de nuevo nos
invita a sus seguidores/as a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno
y entrañable, accesible a tod@s.
De modo que todos/as podemos llamarlo Padre, al que queremos, admiramos,
donde acudimos en busca de refugio, calma...
Lo que caracteriza a este Padre no es su poder y su fuerza o dominio,
sino su bondad, sencillez y su compasión infinitas.
De modo que, todos podemos experimentar en mayor o menor medida, que tenemos
un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie por que es
dador de vida y amor sin límites.
¡Feliz
Domingo, PAZ y Bien a todos/as!
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