Comienzan los últimos momentos de Jesús con sus amigos, y
hoy le deja una lección que cada uno de nosotros y nosotras tenemos que
aprender o más bien reaprender en el que hacer cotidiano... en el ejemplo de
servicio y entrega de ÉL con nosotros.
El lavatorio de los pies se puede describir y definir por el "quitarse" y "volver a
ponerse" los vestidos.
Este movimiento nos reenvía al gesto del Buen Pastor de
las ovejas, quien se despoja de su propia vida para dársela a sus ovejas.
De hecho, se puede notar que los verbos que se usan en el
texto son los mismos verbos que se utilizan en el capítulo del Buen Pastor,
cuando se dice que "ofrece su propia vida" y "la retoma".
Con el despojo del
manto y del amarrarse la toalla, Jesús se comporta como un servidor (a la
manera de un esclavo) y muestra un acto de servicio por la humanidad.
En el lavatorio de los pies contemplamos
la manifestación del Amor Fraterno en
el Jesús que se humilla, se pone al alcance y a disposición de todo
hombre, revelándonos así que Dios es humilde y manifiesta su omnipotencia y su
suprema libertad en la aparente debilidad.
Piensa por un instante, eres servidor, o te dejas lavar
los pies hoy tu también...dejas que Él te muestre de nuevo su Amor.
ORACIÓN: Curiosa forma de pagarnos
Me descolocaba tu
justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas
trabajadas.
Me enfadaba con los que hicieron menos,
creyeron menos, sacrificaron menos,
y me indignaba contigo,
que parecías no ver nada.
Intentaba negociar mejor paga,
algún reconocimiento,
una que otra medalla.
Me dolía lo injusto de
tu salario.
Me extrañaba lo ilógico de tus premios.
Me mordía ?reivindicación y envidia?
la suerte de los jornaleros de la última hora.
Hasta el día en que yo fui el último,
el más zoquete,
el más frágil,
el más malo,
el más amado
... y empecé a
entender.
La Pasión, en
contemplaciones de Papel (José María R. Olaizola, sj)
No hay comentarios:
Publicar un comentario