ESCUCHA
su llamada, tu llamada....
Dime,
Dios, dónde estás, y si estás, dame
la
brasa más humilde de tu hoguera,
el
tallo más delgado de tu espiga,
el
grano más menudo de tu siega....
Da
a mi barca, Señor, alguna orilla
Pon
en mi camino alguna flecha que sea guía...
¡Devuélveme
a mi alma abandonada
la
fe, que ha perdido, y no la encuentra!
Mientras,
vagando voy, sin equipaje,
con
risa y con dolor, en penumbras caminando cada día sin dirección...
Dame
Señor, palabras, signos que pueda escuchar en el día.
Siendo
tu servidor, sin descanso caminare hacia donde tú me acompañes.
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