Hoy no es un día
cualquiera, es Jueves Santo...
Es un día cargado de entrega, Él
nos entrega lo más grande que posee su AMOR incondicional, hasta el extremo...
A lo largo del día
hemos podido ver aquello que nos regala, primero se abaja hasta el más bajo
lugar y da ejemplo del servicio y la entrega lavando los pies a sus hermanos,
sus amigos, sus discípulos.
Quienes le acompañan
después en la celebración de la última cena donde instaura algo con lo que
ellos podrán recordarlo, y que nosotros también en ella le recordaremos, y
podremos comer y beber de su alimento en la EUCARISTÍA.
Pero el día sigue avanzando y
llega la noche, una de las más duras para Jesús, el sabe que el momento se
acerca y va hasta el huerto de los olivos a orar, acompañado de sus amigos pero
ellos no aguantan y se duermen, Jesús se aleja para orar al padre y pedirle que
aparte de él estos momentos tan difíciles, pero que en ello se cumpla su voluntad.
De manera que antes de terminar
la noche, uno de los suyos le traicionara con un beso.
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