Estamos en el Segundo Domingo de Adviento... seguimos
en camino, en espera... Hoy coincidiendo con una fiesta especial. “La solemnidad
de María Inmaculada” ella es la madre del ADVIENTO, con su “SÍ”.
¡Qué lecciones nos da hoy este texto, qué lecciones tan
grandes!
La primera lección es la del recogimiento, el entrar
en nuestro interior. Nunca podremos encontrar, nunca podremos encontrar al Señor
si no tenemos un recogimiento, un silencio
interior para atender y entender ese mensaje y aceptarlo.
Y no sólo
esa lección, sino
una lección de amor,
de acudir hacia
ella, de que ella sea
nuestra Madre, aquella que acogió
la vida que luego será regalo para toda la humanidad.
Y cuando no tengamos fuerzas para aceptar lo que Dios
quiere, cuando no veamos, cuando estemos cansados, desanimados... no olvidemos acudir a la Virgen. Para que nos
llene de su confianza y nos renueve nuestras fuerzas.
Ella nos ayudara siempre en nuestro caminar por la
vida, a ser o intentar ser verdaderas personas
que saben decir ‘sí’, aunque nos cueste... ¡aunque nos cueste y en
ocasiones nos incomode! Ese ‘sí ‘incondicional, este ‘sí ‘imprescindible para
que el Señor entre en nuestra vida y nuestro corazón para que así seamos
transmisores de la buena noticia a través de nuestras acciones en favor de las
personas que caminan y se cruzan por nuestras vidas en la cotidianidad de
nuestras labores, trabajos, vocaciones, servicio....
Y que sepamos decir siempre con
humildad: “hágase en mí según tu palabra".
Que no olvidemos nunca mirar a
María ante las dificultades, ella es nuestro mejor consuelo y aliento.
¡Feliz segunda semana de Adviento!
¡Feliz fiesta de María Inmaculada! ¡Paz y Bien a tod@s!
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