No te agobies ante las dificultades del día a
día, no te inquietes ante las prisas, los malos momentos, las decepciones, por
el porvenir que está más o menos en desconcierto ante los continuos cambios de
la sociedad que nos rodea.
“Quiere lo que Dios quiere.”
Ofrécele en medio de las dificultades, tus
inquietudes cotidianas, desde tu alma sencilla que pese a todo, aceptarás los
designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado/a
si Él te considera realizado a su gusto. Vete confiado en ese Dios que te
quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos, cogido
fuertemente cuanto más decaído te encuentres... Por ello Vive Feliz.
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