domingo, julio 26, 2020


Un domingo más queremos traer la lectura del Evangelio que nos ayudara a reflexionar por un momento;

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-52):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos le contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Palabra del Señor

El evangelio de hoy, nos invita a pensar, caer en la cuenta de la alegría que da encontrar aquello que se esconde en nuestro interior, el tesoro que llevamos dentro después de experimentar el describir a Jesús.

El descubrimiento del reino de Dios cambia la vida de quien lo descubre, pequeños, mayores da igual la edad, la raza, el lugar del mundo donde ocurra. Su alegría es inconfundible, el brillo en la mirada, el darse a los demás en los gestos, acciones.

Encontrando lo esencial, lo mejor de Jesús, lo que puede trasformar su vida.
¡Feliz Domingo, PAZ y Bien a todos/as!


domingo, julio 12, 2020


Un domingo más queremos traer la lectura del Evangelio que nos ayudara a reflexionar por un momento;

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
Palabra del Señor

El evangelio de hoy, nos invita a pensar, valorar el tiempo la espera... desde la siembra hasta la cosecha.
Todo tiene sus ritmos, sus tiempos al igual que nuestra vida y la de Dios con nosotros... sabemos parar y observar los tiempos de Dios.

La parábola del sembrador es una invitación a la esperanza. A pesar de todos los obstáculos y dificultades, y aun con resultados muy diversos, la siembra termina en cosecha fecunda que nos hace olvidar otros fracasos.

No olvidemos que la vida es tiempo de oportunidad y de regalo a cada instante.

¡Feliz Domingo, PAZ y Bien a todos/as!



domingo, julio 05, 2020


Un domingo más queremos traer la lectura del Evangelio que nos ayudara a reflexionar por un momento;

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor

El evangelio de hoy, nos invita a pensar, a detenernos en lo cotidiano en nuestro día a día... sin novedades, sino en lo sencillo.

Queremos detenernos especialmente en la mirada...
Nuestra mirada y la de los demás... esa que en la gente sencilla es, de ordinario, más limpia. Van a lo esencial. Conocen, palpan lo que es sufrir, sentirse mal y vivir sin seguridad. Son los primeros que entienden el evangelio... recordando lo que en otras ocasiones nos enseña, trasmite Jesús, “Lo que hacéis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hacéis”.

¡Feliz Domingo, PAZ y Bien a todos/as!